Víctor H — Breve ensayo de un autorretrato
De niño quería ser explorador. Me imaginaba en medio de árboles rodeados de vegetación espesa, escalando montañas o cruzando ríos. Algunas tardes dejaba de lado mis luchadores de plástico, me calzaba mis botas Perestroika y preparaba una mochila con cosas que necesitaría para la expedición: una cuerda, un suéter, un impermeable verde oscuro, unas galletas, una cantimplora y unos binoculares (hechos con tubos de cartón de papel higiénico). Una vez preparado, me adentraba a la aventura y trepaba por las escaleras del patio de mi casa imaginando que eran algún peñasco alejado de la civilización.
Al crecer mis deseos por ser expedicionario no se concretaron. En la adolescencia no me desarrollé como el resto de los adolescentes. Tomé conciencia de la fragilidad de mi cuerpo que se manifestaba en una carencia de fuerza física. En medio de esos cambios, con tempestades emocionales que me hacían tambalear, descubrí otras formas de exploración que me llevarían a la aventura: los artefactos de lectura. En ese primer momento fueron los sensacionales[1] que adquiría en el puesto de periódicos que estaba de camino a la escuela. Una vez terminados mis deberes pasaba las tardes entretenido leyendo historias que se desarrollaban en el lejano oeste o en los bajos fondos de la Ciudad de México. Años después cayó en mis manos un libro y me enganché con la literatura en un recorrido que no ha cesado.
Por medio de la lectura conocí el ocio y me entregué a él sin ninguna resistencia. Las historias que leía me viajaban y provocaban diversas sensaciones que experimentaba intensamente. Esos momentos de soledad, goce, reflexión y confrontación fueron determinantes para encontrar respuesta a las interrogantes que tenía en esa época: la literatura fue el medio que permitió encontrarme y motivó que iniciara un proceso de autoexploración que dio origen a un proyecto de escritura autobiográfica.
Encontré en el ensayo el género idóneo para plasmar mis reflexiones sobre la enfermedad y la experiencia literaria. El interés por una exploración interna ha provocado reflexiones sobre la herencia y la memoria familiar, la identidad, la corporalidad, la masculinidad, la sexualidad, la fragilidad, la autonomía y la independencia. En la actualidad, mis inquietudes han desbordado la escritura, iniciándome en la exploración del cuerpo por medio de la fotografía con dispositivo móvil. Esto dio paso a una serie de autorretratos que permiten confrontarme con un cuerpo que rechacé durante muchos años. Ahí me encuentro, explorando y ensayando nuevas formas para narrarme.
[1] Revistas populares cuyas temáticas eran variadas e iban desde el romance y el melodrama, pasando por el western, lo policíaco y la lucha libre, hasta historias de barrio que presentaban a una fauna variopinta compuesta por pícaros y crápulas que deambulaban por los lugares más sórdidos de la Ciudad de México.